Todo aquí anda revuelto, me dijo; definitivamente, la situación permea mi vida y, con ella, mi trabajo; a lo mejor me anticipo en algo a la conversación con esto que te digo. Pero ya sabes…, Argentina.
El trabajo de Marcelo Stella se atiene, desde hace décadas, a las mismas coordenadas. En la aparente sencillez del planteamiento inicial, ha encontrado una forma de representar a la persona, en general, que atraviesa periodos de tiempo, entre tanto afán de inmediatez, más bien amplios.
La vida discurre y su trama, imposible de trazar con líneas perennes, relaciona y conecta voces y silencios, actos y fenómenos, procesos y situaciones cuyas huellas, aludiendo a Vallejo, acaso nos sean legibles nada más en los surcos con los que distinguen cada rostro. El símil, hecho a mano, acaso dice más de quien manipula la herramienta que de quienes retrata.
Finalmente, Marcelo pudo hacerse de un tiempo, generoso, para el intercambio…