Son textos, ambos. Se leen. Y corresponde tanto entre los primeros como entre los segundos una misma distinción sustancial: En cuanto a información, a reportaje, tenemos siempre acción, movimiento, desplazamiento. Reconocemos los elementos en juego, precisamente por dicho juego; la lectura de su dinámica constituye la clave del discurso. En las diferentes escenas, elementos varios aparecen y desaparecen, los hay nuevos, ocasionales, incluso extras.
Por otro lado, la poesía –aunque no como género literario, sino como situación comunicativa, como experiencia– se da –también en la prosa narrativa– en y con la suspensión del tiempo; por tanto, a través de una dinámica de la palabra, la nota, el trazo: de la abstracción. Pone en juego pocos elementos, pero a todo poder: luciendo su capacidad de alterar otros elementos, dar pie o cambiar fenómenos, así como la percepción que se tiene de ellos.