Sumergidos: Conversación con Salvo Bombara

Con Juan Pablo Torres Muñiz

Se trata de fotografía. Del instante, de pronto, trascendente, de cómo adquiere profundidad y se convierte en una especie de prisma a través del cual nuestras luces –conocimiento y entendimiento– cambian y se amplían.

Cuanto más universales los elementos que componen la imagen, más compleja la red de referencias, pues aun si se da pronto la conexión con quien contempla la obra, resulta fácil extraviarla entre trilladas generalidades, confusión y lugares comunes. Acertar requiere, en todo caso, consistencia en la forma, el trazo y el tono, todo cuanto redunda en silencio significativo (verdadero espacio de diálogo).

Salvo Bombara nos acompaña a sumergirnos con él. Y comenta…

No como una pretensión, es la expresión de mis sentimientos. O, si prefieres, una transposición de mis emociones.

El cuerpo. Mujeres, hombres.

Agua. El mar, otros pozos.

Naturaleza. Una vuelta al origen.
Y danza.

No tomo estas imágenes para satisfacer a alguien o para enviar un mensaje, se trata más bien de la urgencia de crear y vaciar mi mente, la que me llevó a ir debajo del agua con la cámara.

Una historia. Un momento…

Imagen y literatura… Se complementan. Pero frecuentemente la fotografía y los textos funcionan bien, separados, acompañados solamente de la imaginación del observador y del lector, respectivamente.

Son textos, ambos. Se leen. Y corresponde tanto entre los primeros como entre los segundos una misma distinción sustancial: En cuanto a información, a reportaje, tenemos siempre acción, movimiento, desplazamiento. Reconocemos los elementos en juego, precisamente por dicho juego; la lectura de su dinámica constituye la clave del discurso. En las diferentes escenas, elementos varios aparecen y desaparecen, los hay nuevos, ocasionales, incluso extras.

Por otro lado, la poesía –aunque no como género literario, sino como situación comunicativa, como experiencia– se da –también en la prosa narrativa– en y con la suspensión del tiempo; por tanto, a través de una dinámica de la palabra, la nota, el trazo: de la abstracción. Pone en juego pocos elementos, pero a todo poder: luciendo su capacidad de alterar otros elementos, dar pie o cambiar fenómenos, así como la percepción que se tiene de ellos.

Desde luego, creo que es posible comunicarse a través de las imágenes.

Tú sabes…: a menudo una imagen dice más que mil palabras. Es cierto. Pero depende de cuán bueno eres transmitiendo lo que realmente quieres decir a través de un medio. En este, por ejemplo, no es nada fácil.

El grado de dificultad corresponde a la estimación de la velocidad con la que uno considera posible aproximarse a su objetivo –que es, a la vez, visión la que de por sí lo atrae y guía, lo conduce–: cuán rápido es posible aprender, adaptarse, cambiar y adaptarse para volver a empezar, acumulando destreza.

A ello se debe que uno pueda, e incluso deba, abrevar de distintas disciplinas, aparte provechar las influencias más cercanas…

Mi inspiración viene de la pintura, de la música y de la poesía. No de otras fotografías, incluso si se trata de obras que me encantan.

De manera que el motivo recurrente… vive por sí solo. A partir de sus elementos.

Un útero, pero también una tumba.
Renacimiento y olvido.

Vida y muerte.

Pero, si a estas alturas hacemos nuevamente alusión a los elementos, es para insistir en que son unos pocos apenas. Y que en este caso en particular, su fuerza resulta en buena medida inmanejable (lo que redunda en la idea de una auténtica sincronía).

Han de ayudar lo suyo, en la producción de cada imagen, los nuevos recursos…

De todas maneras. Siempre evito agregar o eliminar algo del archivo original. La luz en mis fotos es real. La superficie actúa como un filtro. 

Pero derivo los colores un tanto a lo oscuro, para satisfacer mi gusto; hacerlo requiere buenos archivos originales, sin formato.

Bendita fotografía digital… Disfruto editando mis fotos hasta que veo algo que me emociona. Pero puedo decir si una imagen tiene potencial apenas la he obtenido, mientras sigo en el agua.

Te dice algo… Te canta. O quizá sea más preciso decir que se da la coincidencia, de modo que encajan voz, notas y atmósfera, y luz y sombra, forma y volumen…

Sí, qué tipo de música estaba escuchando durante la creación de una imagen en específico.

La música tiene un rol muy importante en mi proceso de edición; es el alma de cada imagen.

En lo hondo.
La clave yace en…

En la profundidad…

 

  
(Traducción de Constanza Corzo Bianchi)